Introducción
Den’e, La Transmisión del Kesa, y Kesa Kudoku, Los Méritos Espirituales del Kesa, son los tratados del maestro
Eihei Dōgen (1200 – 1253) sobre el kesa, el manto del monje budista, incluidos en el Shōbogenzō, su gran obra sobre el
budismo Zen.
Den’e, el escrito más antiguo de los dos, se basó en un kusen, “enseñanza del
Dharma”, que impartió Dōgen a su sangha, mientras que Kesa Kudoku aparentemente fue escrito para cubrir, con mayor
detalle, ciertas cuestiones planteadas en el primero y así mejorar lo inicialmente
expuesto.
Ambos fueron
escritos con posterioridad a su regreso de China (1227). Su objetivo era muy
claro: explicar el interés y valor del manto budista a legos y a monjes, dando
cuenta exacta de sus cualidades y características según la herencia transmitida
de maestro a discípulo desde el mismo Buda Shakyamuni.
Dōgen
conoce en China, de su maestro Tendō Nyōjo (ch. Tiāntóng Rújìng), cómo es el
verdadero kāsayā budista, cómo debe confeccionarse, y cómo se le debe venerar. Y lleva a
Japón esa ancestral tradición heredada, nacida en la India y llevada a China
por el 28 patriarca del budismo, Bodhidharma, defendiéndola ante legos y
monjes, habituados a un manto muy adulterado por el paso de los siglos y unas
enseñanzas poco cuidadosas.
En el texto, Dōgen
insiste en la expresión “aceptar y cuidar el kesa” (jp. Juji): el kesa no es algo que deba ser guardado bajo llave en un
arcón, sino que es la enseñanza viva del Buda. Según Dōgen hay que darle un uso
vivo, hay que portarlo, porqué transmite serenidad en quien lo porta y respeto
a quien lo ve. Es un manto físico, que cubre del frío o del sol, pero también
es un manto espiritual, ilimitado.
Ante un
budismo en exceso ritualizado y adulterado por tradiciones locales o
deformaciones introducidas por pareceres y opiniones de monjes, Dōgen
defiende lo que para él es la verdadera enseñanza del Buda: la Meditación (el
Zen) y el kesa. Kesa y zazén son una misma cosa.
No siempre
comprendido, incluso en su época, Dōgen insiste en sus postulados, que son los
aprendidos en China de su maestro Tendō Nyōjo, heredados de generación en generación,
exactamente, sin añadidos particulares de ningún maestro. Transmitidos cara a
cara. De ahí la razón de esos dos libros, Den’e
y Kesa Kudoku. Para hacer entender a
su propia sangha la importancia del tema, y para convencer a las demás escuelas
budistas de su error aplicando otras fórmulas meditativas distintas al zazén,
la meditación sentada del Buda, y portando un kesa que no se parecía en
absoluto al confeccionado por Buda y sus primeros discípulos.
El kesa es la
enseñanza del Buda del Camino Medio. Ni riqueza ni mortificación austera. Una
meditación justa, en una postura adecuada y con un vestido adecuado, ni desnudo
ni lujoso, sino simple, realizado a partir de harapos, trabajado por el propio
monje entre meditación y meditación, como símbolo de su compromiso de velar por
la salvación de todos los seres vivos, el camino del bodhisattva. Confeccionado
a partir de retales rectangulares, como los campos de arroz asiáticos, llenos
de semillas por germinar. De un color indeterminado, que los puede abarcar a
todos, como los brazos dela compasión. Que se crea y se destruye según el paso
del tiempo, de la impermanencia de las cosas de la presente existencia.
Por otra
parte, el kesa es símbolo por excelencia del Maestro, antes de que en el siglo
I aC, los artistas indo-griegos de Gandhara inventaran la imagen del Buda. Es
el símbolo por antonomasia del monje budista.
Den’e y Kesa Kudoku comparten temas
comunes e incluso algunos pasajes similares o idénticos, y también poseen
pasajes especialmente únicos, por lo que sus lectores encontraran que, a pesar
de las repeticiones, la lectura de ambos vale la pena, ni que sea para captar
la sentida emoción interior que el maestro Dōgen transmite en sus
palabras
Josep
Manuel Sō-Sen Campillo, monje
budista zen
❀ ❀ ❀
DEN’E
La Transmisión del Kesa
Eihei Dōgen
El manto y el
Dharma que los budas transmitieron correctamente a otros budas, sin lugar a
dudas, solamente fueron debidamente transmitidos a China por el más alto
patriarca, Bodhidharma, en el monasterio de Shorin-ji. Este patriarca tan
elevado fue el antiguo maestro de la vigésima octava generación que sucedió al
Buda Shakyamuni. Veintiocho generaciones en la India pasaron este manto y el
Dharma en sucesión, y luego éstos fueron debidamente transmitidos a China a
través de seis generaciones. Todos juntos integran treinta y tres generaciones entre
India y China (1).
El trigésimo
tercer patriarca, el maestro de meditación Daikan Enō (2), recibió la transmisión de este manto y del Dharma en el monte Obai, a la
medianoche, y los protegió durante toda su vida. Hoy en día, este manto está resguardado
de manera segura en el Templo de Hōrin-ji, en el monte
Sokei (3). Diversas generaciones de emperadores pidieron respetuosamente que fuera
llevado a la corte, donde era venerado y se le hacían ofrendas. Era tratado
como algo protegido por espíritus guardianes sobrenaturales. Tres emperadores
de la dinastía de los Tang -Chu-tsung, Su-tsung, y T'aitsung (4)- ordenaron en
diversas ocasiones que fuera llevado a la corte para que lo pudieran venerar y hacerle
respetuosas ofrendas. Y cuando era devuelto, los emperadores situaban al frente
a un emisario imperial que lo acompañara, sustentado de su correspondiente decreto.
Esto es testimonio de su gran respeto.
Una vez, el Emperador
T'ai-tsung emitió el siguiente edicto para devolver el manto de Buda al Monte
Sokei: "Me complace confiar al
comandante general Liu Chung-ching, Pacificador de la Nación, el retorno de
esta túnica con todas las atenciones. Declaramos este manto tesoro nacional.
Venerable Abad, ruego que le sea dada forma segura en su templo, colocándolo
bajo el riguroso cuidado y protección de los monjes de su comunidad que lo ha
recibido desde el principio de nuestra religión, y sin dejar que caiga en el
olvido". Con esta actitud, los emperadores de diversas generaciones lo
consideraron como un importante tesoro nacional. En verdad, quien protege este
manto del Buda en su país tiene tan gran tesoro que supera incluso a los que
puedan dominar cualquiera de los mil veces tres mil grandes mundos, incontables
como las arenas del Ganges. Es algo que supera a la misma joya de Pien-ho (5). Aunque
existiera una preciosa joya que sirviera de sello imperial para una
entronización, ¿cómo se podría comparar ésta con el tesoro maravilloso que
representa la budeidad?
Desde la gran
dinastía Tang, los monjes y laicos que han observado reverentemente este manto
y se han inclinado ante él han tenido, sin duda, una gran capacidad de fe en el
Dharma. Si no hubieran recibido ayuda por lo bueno que fuera hecho en vidas
anteriores, ¿cómo podrían haber recibido un cuerpo que hubiera hecho posible su
búsqueda, y reverentemente inclinarse ante el manto de Buda transmitido directamente
de buda a buda? La piel y la carne, los huesos y la médula de los que lo
aceptan con fe se deleitan con él. Los que no puedan aceptar esa fe, a pesar de
que sea el resultado de su propia práctica, lamentarán la ausencia de esta
semilla de la Budeidad.
Incluso la
gente común dice: "Ver lo que hace
cada día una persona es ver verdaderamente tal como es". Mirar con
respeto e inclinarse ante el manto de un Buda, con total humildad, es ver al
Buda en ese instante. Debemos levantar cientos de miles de millares de estupas
(6) como ofrenda y veneración a la túnica del Buda. Todo ser que posea una
mente, ya sea en lo alto de los cielos o en lo profundo de los océanos, tiene
que respetarla intensamente. Cualquier ser humano, incluso los piadosos que rigen
vastos imperios, puede discernir sobre lo que es verdad y reconocer lo que es
superior y apreciarlo.
No obstante, triste
es reconocerlo, algunas de las estirpes que se convirtieron en regentes de
China en las generaciones posteriores no se percataron del enorme tesoro que
tenían en su propio país. De hecho, engañados y cautivados a menudo por la
enseñanza taoísta, muchos abandonaron el Dharma del Buda. Ya no se pusieron el
kesa sino el tocado taoísta sobre sus calvas afeitadas y, cuando pronunciaban una
conferencia, su intervención trataba sobre cómo prolongar la duración de la
vida. Esto ocurrió durante las dinastías Tang y Song. A pesar de que dichos personajes
fueron considerados gobernantes de sus naciones, deberían haber tenido mejor base
para cualquiera de sus temas.
Debéis apreciar
con calma si el manto de Buda ha venido a morar en nuestro país y si está
presente aquí y ahora. Y también haríais bien en reflexionar sobre si la nuestra
pudiera ser una Tierra de Buda para este manto, ya que es más valioso que
cualquier reliquia de cenizas o algo así. De cenizas las tenemos las de reyes
de vastas tierras, de leones, de gente común, y también de pratyekabudas (7) y
similares, pero los reyes poderosos no tienen un kesa, ni tampoco los leones,
ni la gente común: hay que aceptar con fe profunda que los budas sólo poseen el
kesa.
Hoy día hay
necios que ofrecen un elevado precio por una gran cantidad de reliquias en
forma de ceniza, pero en cambio no saben nada del kesa, ni mucho menos de la manera
cómo se debe cuidar y cuidar. Ello es debido a que son pocos los que han oído
hablar de la importancia del kesa o, incluso, hasta es posible que no hayan
aprendido nada sobre la verdadera transmisión del Dharma de Buda.
Cuando, detenidamente,
tomamos en consideración el tiempo pasado desde que el Venerable Shakyamuni estuvo
en el mundo, comprobamos que son unos dos mil años. Muchos de nuestros tesoros
nacionales y de los antiguos artilugios sagrados que han llegado hasta nosotros
son mucho más viejos: el Dharma del Buda y el manto del Buda son más recientes
y más cercanos a nuestros tiempos. Como observa el Sutra del Loto, los
beneficios espirituales que surgen de la difusión de las enseñanzas del Buda son
maravillosos, y no importa cuán ampliamente sea propagada la Enseñanza por
campos o ciudades, ni siquiera si una persona la enseña a otros cincuenta. Los
tesoros nacionales y los artilugios sagrados tienen sus méritos, pero los
méritos del manto del Buda nunca pueden ser inferiores, ni tan solo iguales, ya
que esta túnica ha sido verdaderamente transmitida por auténticos descendientes
en el Dharma.
Tened en
cuenta que podemos realizar la Vía cuando oímos las cuatro líneas de los Versos
del Kesa, o incluso una única línea. ¿Por qué esos cuatro versos, o uno sólo de
ellos, pueden producir tal profunda experiencia espiritual se ser justo lo que
se es? (8) Pues debido a que, tal como se dice, son parte integrante del Dharma
de Buda.
Cada tipo de manto,
incluyendo los nueve de túnica samghāti, ha pasado correctamente hasta el
momento actual gracias a las enseñanzas del Buda (9). Ninguno es menos que las
cuatro líneas de verso kesa y es tan beneficioso como una sola línea del sutra.
A causa de esto, desde hace más de dos mil años, todos los seres que han estudiado
el Camino del Buda -tanto aquellos cuya práctica deriva de la fe como aquellos
cuya práctica deriva de la comprensión del Dharma-, todos han protegido y han mantenido
el kesa, tratándolo como su verdadero cuerpo y mente. Los que se encuentran en
la oscuridad sobre lo que es la verdadera enseñanza de los Budas, ni veneran ni
valoran el kesa. Sin embargo, tanto Shakrendra como el poderoso dragón que
habita en el lago Anavatapta, por ejemplo, han custodiado y protegido el kesa a
pesar de que el primero es un rey celeste laico, y el segundo un gran dragón (10).
Sea como sea,
ese tipo de monjes que se afeitan la cabeza y luego van por ahí llamándose a sí
mismos "discípulos de Buda” no tienen la más mínima conciencia con respecto
a los que visten el kesa, lo aceptan y lo cuidan. No saben decir nada de él por
qué no tienen el mínimo conocimiento sobre sus materiales, colores o
dimensiones, ni son conscientes de la manera de llevarlo ni, mucho menos, han visto
ni una vez, siquiera en sueños, la digna forma de qué se trata.
❀
Desde los tiempos
antiguos, cuando se habla del kesa se le denomina "la prenda que nos
protege de las calenturas de nuestro cerebro” o “la prenda de la liberación”. Es
decir, sus méritos espirituales están más allá de cualquier medida. Por la virtud
del kesa, un escamoso dragón puede liberarse de sus tres ardientes aflicciones
(11). Cuando un Buda realiza plenamente la Vía, es por haber hecho uso de esta
ropa, sin duda. En verdad, a pesar de que hemos nacido en una remota región y en
el tiempo de las últimas etapas de la Enseñanza, si alguno de nosotros tiene la
oportunidad de elegir entre obtener la Transmisión o no, hay que aceptar con fe
la verdadera herencia que nos es transferida, así como guardarla y conservarla.
¿Qué otra
tradición ha transmitido genuinamente el manto y el Dharma de nuestro Venerable
Shakyamuni de manera tan fidedigna? Únicamente en la Vía del Buda. ¿Quién, al
encontrarse con el manto y el Dharma, dejaría de ser generoso en el respeto que
se les debe y hacer reverencias y ofrendas? Incluso si por el espacio de un
solo día tuviéramos que renunciar a nuestra vida mortal por innumerables tiempos
como las arenas del Ganges, deberíamos ofrecerles ofrendas y reverencias. Deberíamos
hacer el voto de que los levantaríamos humildemente por encima de nuestras
cabezas cada vez que nos encontráramos con ellos en nuestras vidas sucesivas,
de generación en generación. A pesar de que uno pueda haber nacido en un lugar tan
alejado de la tierra natal de Buda por más de cien mil leguas de montañas y
mares, y aunque podamos tener ideas confusas, ignorantes o provincianas, el
hecho de haber escuchado esta Verdadera Enseñanza, y se haya aceptado y mantenido
este kesa, aunque sólo sea por un día y una noche, y se esté instruyendo en la
manera de poner en práctica una sola línea del sutra o de la totalidad de los Versos
del Kesa, no puede deberse simplemente a las bendiciones y méritos por haber
hecho reverencias y ofrendas a uno o a dos Budas, sino debido a las bendiciones
y méritos de las reverencias y ofrendas que le habremos hecho, y después de
haber asistido a un innumerable número de cientos de miles de millones de
Budas. Incluso, aunque todo ello fuera debido a nuestro propio esfuerzo, deberíamos
sentir respeto por el manto y el Dharma, apreciarlos y valorarlos.
❀
Debemos
mostrar nuestro agradecimiento a los Antiguos Maestros por su gran bondad en la
transmisión que nos han hecho del Dharma. Y puesto que incluso los animales son
agradecidos, ¿cómo no podrían los seres humanos comprender lo que es ser agradecidos?
Si las personas no se reconocen como agradecidas, entonces serían inferiores a
los animales cuando deberían serlo más que ellos.
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Los que no son
maestros de la antigua transmisión de la Verdadera Enseñanza del Buda ni
siquiera sueñan con los méritos espirituales de este manto del Buda. Entonces, ¡ni
mucho menos serán capaces de aclarar a los demás cuáles son sus materiales,
colores y medidas! Por tanto, evidentemente, si deseáis seguir los pasos del
Buda debéis seguir a este manto y al Dharma. Incluso pasadas cien mil miríadas
de generaciones, los que todavía fueran capaces de pasar correctamente la
auténtica transmisión, sin duda será el Dharma del Buda. La prueba de su
autenticidad será un hecho evidente.
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La enseñanza
secular confuciana advierte incluso a sus seguidores no llevar ropas que difieran
de las tradicionales usadas oficialmente, ni actuar de manera que se vaya en
contra de las normas reguladas con anterioridad. Así es también en la Vía del Buda:
si algo no está de acuerdo con la ropa del Dharma de los anteriores budas, no lo
uséis. Si se trata de algo más que la ropa del Dharma de los anteriores budas,
¿tenemos que vestirnos para practicar la Vía del Buda y asistir a todos los budas?
De hecho, si no nos vestimos con esta “prenda”, será difícil que entremos en la
asamblea de los budas.
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Desde mediados
de la era Yongping del emperador Ming Di (12) de la última dinastía Han, los
monjes que llegaron a las tierras de oriente procedentes de la India siguieron
sin cesar las huellas de sus predecesores, y con frecuencia hemos oído hablar
de monjes que fueron de China a la India, pero ninguno de todos estos viajeros
dijo nunca que hubiera encontrado a alguien que le hubiera conferido cara a
cara el Budadharma. Lo único que tenían para mostrar eran las palabras y los
ritos que habían aprendido de dudosos maestros y pedantes eruditos del
Tripitaka (13). Ni habían oído hablar de los sucesores directos de Dharma del
Buda. Por esta razón, no podían ir muy lejos para enseñar que el manto del Buda
era realmente transmitido, ni para decir que se habían encontrado con alguien a
quien se le había sido transmitido el manto del Buda, o incluso para contar que
habían visto o escuchado a alguien que había transmitido el manto. Hay que ser muy
claros sobre esto: no habían cruzado el umbral ni entrado en la familia del
Buda. Esos tipos vieron en el kesa tan solo una prenda de ropa y nada más, y no
se dieron cuenta de que era la manifestación más venerable y apreciada del
Dharma del Buda. ¡En verdad que fue una lástima!
Los que son
auténticos sucesores y han seguido transmitiendo la Casa del Tesoro del Dharma
de Buda también han seguido transmitiendo el manto de un buda que a su vez
ellos habían recibido. Tanto entre la gente común como entre los de alto rango
es ampliamente conocido que los Antiguos Maestros, a quien la Casa del Tesoro
del Dharma les fue verdaderamente transmitida, nunca dejaron de lado el manto
del Buda ni dejaron de prestar atención a lo que significaba. De esta manera,
los patriarcas pudieron pasar así con precisión los materiales, colores y dimensiones
del kesa de un buda. Dado que en realidad han visto y prestado atención a un
kesa así, han transmitido exactamente sus grandes méritos espirituales y han
transmitido verdaderamente el cuerpo y la mente, los huesos y la médula del
kesa de un buda, todo lo cual sólo puede tener lugar mediante los que se hallan
dentro de la tradición de la auténtica transmisión. Se desconocen las diversas
tradiciones asociadas a los Āgama, de la misma manera que un manto que se ha confeccionado según la moda del momento no es algo
verdaderamente transmitido, ni tampoco es el manto de un legítimo sucesor.
❀
Cuando nuestro
Gran Maestro, el Tathāgata Shakyamuni,
le confirió a Mahakasyapa el Dharma de la Suprema Sabiduría, que es la Casa del
Tesoro del Ojo de la Verdadera Enseñanza, le pasó con ella el manto del Buda.
Después, el manto fue recibido de sucesor en sucesor hasta el maestro de
meditación Daikan Enō del Monte Sōkei, comprendiendo treinta y tres generaciones. Cada generación lo vio personalmente
y transmitió los materiales, colores y dimensiones que debían tener los hábitos
monásticos. Nuestra tradición del Zen hace tiempo que ha ido transmitiendo esta
información y, evidentemente, en la actualidad, la acepta y la preserva. En
otras palabras, el kesa de los antiguos fundadores de las Cinco Casas del Zen
chino cada una lo adoptó y conservó, y así se ha transmitido correctamente.
Asimismo, es evidente que no ha habido nunca confusión alguna sobre aquel entre
un maestro y su sucesor, ni siquiera en aquellas tradiciones que tienen
cuarenta, cincuenta o incluso más generaciones. Todos ellos han usado y confeccionado
el manto de acuerdo con los métodos de los anteriores budas, y que cada buda ha
transmitido por su propia cuenta, como todos los Budas han hecho, generación
tras generación, sin la más mínima interrupción.
Entre las
instrucciones del Buda, que después han pasado de sucesor en sucesor
correctamente, se mencionan las siguientes:
El manto de siete bandas, compuestas cada una de
ellas por tres segmentos largos y uno corto.
El manto de nueve bandas, formadas por cuatro
segmentos largos y uno corto.
El manto de once bandas, compuestas por tres segmentos
largos y uno corto.
El manto de trece bandas, formadas por tres segmentos
largos y uno corto.
El manto de quince bandas, compuestas por cuatro
segmentos largos y uno corto.
El manto de diecisiete bandas, formadas por cuatro
segmentos largos y uno corto.
El manto de diecinueve bandas, compuestas por
cuatro segmentos largos y uno corto.
El manto de veintiuna bandas, formadas por cuatro
segmentos largos y uno corto.
El manto de veintitrés bandas, compuestas por
cuatro segmentos largos y uno corto.
El manto de veinte y cinco bandas, formadas por
cuatro segmentos largos y uno corto.
El manto de doscientas cincuenta bandas, compuestas
por cuatro segmentos largos y uno corto.
El manto de ochenta y cuatro mil bandas, formadas
cada una de ellas por ocho segmentos largos y un segmento corto.
Lo que ahora os
doy es una lista abreviada. Hay, además, otros tipos de kesas que, todos ellos,
se incluyen en la túnica Samghati.
No importa que
una persona sean un cabeza de familia o alguien que ha abandonado el hogar para
ser monje para aceptar y cuidar el kesa. Cuando hablo de aceptarlo y cuidarlo,
me refiero a que éste debe ser llevado y dado uso, no que se preserve inútilmente
recogido y guardado en ún rincón.
Incluso si uno
se afeita la cabeza y la barba pero no acepta ni conserva el kesa, sino que lo detesta,
desprecia o tiene miedo de él, dicha persona se halla fuera del Camino e
intentará torcer y obstruir a los demás. Como dijo una vez maestro de
meditación Hyakujō
Daichi (14): "Una persona que no ha plantado buenas semillas
en vidas anteriores rehuirá y despreciará el kesa, y por tanto rehuirá y
despreciará la Enseñanza Verdadera".
❀
El Buda dijo
una vez:
Supongamos que
alguien acepta nuestra Enseñanza y después comete alguna ofensa grave o cae en opiniones
falsas. Si por en el intervalo de un solo pensamiento esa persona muestra profunda
reverencia al manto samghati un sentimiento de respeto, entonces todos los
Budas, incluido yo mismo, seguramente concederemos a esta persona la garantía
de que se dará cuenta de la budeidad en cualquiera de los Tres Vehículos (15).
Si alguien -ya se trate de seres divinos, dragones, seres humanos ordinarios o espíritus
hambrientos (16)- es capaz de mostrar un mínimo respeto por los méritos
espirituales del kesa y luego entra en cualquiera de los Tres Vehículos, no retrocederá
ni se alejará de aquel. Supongamos que sea un preta, un espíritu o incluso
cualquier otro tipo de ser. En caso de que tal ser sea capaz de obtener solamente
poco más de cuatro pulgadas del kesa de otro, obtendrá satisfacción completa a su
hambre y a su sed. Supongamos que haya unos seres sensibles a punto de caer en opiniones
falsas por mantener actitudes antagónicas entre ellos. Si atienden al potencial
espiritual del kesa, entonces, gracias a su influencia podrán acceder a un
corazón compasivo y regresar a un estado de pureza en poco tiempo. Supongamos
que haya alguien que esté en la milicia: en caso de tener en su poder un fragmento
muy pequeño de un kesa que respeta y reverencia altamente, alcanzará sin duda la
liberación espiritual.
Por
consiguiente, los méritos espirituales del kesa son sin igual y están más allá
de lo que podamos imaginar o concebir. Cada vez que alguien tiene fe en ese
Kesa, lo acepta, lo protege y lo conserva, sin duda, alcanzará la liberación
futura así como un estado de no retroceso. Esto no fue proclamado únicamente por
el Buda Shakyamuni, si no que fue proclamado igualmente por todos los Budas.
❀
Hay que
reconocer que el aspecto externo de todos los Budas es el kesa. Por esta razón el
Buda dijo: "Cualquiera que vaya por
mal camino aborrecerá el samghati". Por lo tanto, cada vez que alguien
ve un kesa y le presta atención, debe dejar pasar sus pensamientos de odio y
abrirse a un corazón compasivo diciendo "estoy a punto de caer en el mal camino" y, sintiendo arrepentimiento,
admitir lo que hubiera hecho.
Así mismo, al
Buda Shakyamuni, justo después de haber abandonado el palacio real de camino a las
montañas, le fue presentado un manto samghati por un espíritu de los árboles,
que le dijo, "si te pones respetuosamente
esta ropa sobre tu cabeza, evitarás ser molestado por los obstáculos que te
acosan". Entonces, el Buda Shakyamuni aceptó el manto y lo levantó respetuosamente
por encima de su cabeza y, así lo mantuvo durante los siguientes doce años
hasta su despertar, no dejándolo caer ni siquiera un instante. Esto se cuenta
en los Āgama (17).
Se dice que,
de hecho, el kesa es una prenda auspiciosa y que cualquier persona que la vista
seguramente alcanzará un elevado nivel espiritual. Hablando en términos más
generales, no ha habido época en la que este manto samghati no hubiera existido
antes que nosotros. Su manifestación en un momento dado es una instancia de su
existencia continua, y su existencia continua se revela en un momento concreto tras
un largo lapso de millones de años. Obtener un kesa es obtener la bandera
insignia del Buda. Es por esto que todavía no ha existido ningún buda Tathāgata
que no haya aceptado y conservado el kesa.
Nunca ha existido alguien que aceptando y cuidando el kesa no realizara la
budeidad.
❀
La manera de vestir el Kesa
La manera habitual
es con el hombro derecho al descubierto. También hay una manera de llevarlo y
que es el kesa sobre ambos hombros. [Se empieza con el kesa plegado colgado
sobre la espalda dejando caer adelante sus esquinas superiores.] Al colocar las
esquinas superiores derecha e izquierda en el hombro por encima del brazo
izquierdo, hay que pasar una esquina hacia el frente [pasándola por debajo del brazo
derecho], dejándolo caer sobre el hombro izquierdo. A continuación, hay que meter
el borde vertical derecho entre el brazo izquierdo y el torso. A continuación, tomar
la esquina izquierda de la parte delantera sobre el hombro izquierdo y el
brazo, y luego meter el borde vertical izquierdo en la parte de atrás entre el
brazo y el torso (18). Así se refleja el comportamiento cotidiano de un buda. Esto
no es algo algún shravaka haya visto o escuchado, ni que tampoco lo haya
transmitido, ni que ni una palabra sobre esto la haya extraído de las
enseñanzas de cualquiera de los Āgama. En general, el
procedimiento digno para llevar un kesa en el Camino del Buda es lo que fue,
sin duda, aceptado y practicado por los antiguos maestros que transmitieron la
verdadera enseñanza que se manifestó ante ellos. Fuera de toda duda, aceptamos
y continuamos lo que debe ser aceptado y cumplido según los antiguos maestros. Como
consecuencia, el kesa que los ancestros del Buda han pasado correctamente no es
algo que los budas hubieran transmitido a otros budas de manera fortuita. Es el
kesa de los budas anteriores y de los budas actuales: es el kesa de los viejos
budas y de los nuevos budas. Transforma lo que significa "la Vía" y
transforma lo que significa “el buda”. Transforma el pasado, el presente y el
futuro. Y es así, pues, como se realiza una transmisión genuina desde el pasado
hasta el presente inmediato, del presente inmediato al futuro, del presente
inmediato al pasado, del pasado hasta el pasado, del momento presente al
momento presente, del futuro al futuro, del futuro al presente inmediato, y
desde el futuro al pasado ya que es la verdadera transmisión de cada buda por
sí, tal como ha sido para todos los budas.
Por todo esto,
a partir de la llegada de occidente de nuestro antiguo maestro Bodhidharma y, posteriormente,
tras cientos de años de las grandes dinastías Tang y Song, hubo muchos maestros
expertos en los sutras que sabían que lo que hacían era en vano. Cuando estas
personas, que intervinieron en cosas como escuelas filosóficas de enseñanzas
sobre las normas y las reglas monásticas, penetraron en el Dharma de Buda,
descartaron su anterior kesa, una túnica vieja en mal estado, y aceptaron de
inmediato el kesa transmitido auténticamente del Camino del Buda. Los resultados
de lo que hicieron se encadenan uno tras otro en obras como el Ching-te
Ch’üan-teng Lu, los Anales de la Transmisión de la Lámpara, el T'ien-sheng Ch’üan-teng
Lu, los Anales de la Era de la Lámpara que Ilumina Extensamente, complementario
al anterior, y el Chia- t'ai p'u-teng Lu, los Anales de la Era de la Lámpara cuya
Luz lo Alcanza Todo (19). Dejando de lado todas sus opiniones de mira estrecha
y escolásticas sobre la doctrina y las reglas monásticas, apreciaron inmediatamente
la Gran Vía que los ancestros del Buda habían transmitido, y todos ellos se convirtieron
en patriarcas del Buda. La gente de hoy en día también debería aprender la lección
de los antiguos maestros de entonces.
❀
Si deseáis
aceptar y cuidar el kesa, tiene que ser un kesa transmitido correctamente y que
os haya sido transmitido correctamente: tenéis que tener fe en su aceptación.
No se debe aceptar y cuidar un kesa espurio. Cuando hablo de un "kesa
transmitido correctamente”, me refiero a aquel que ha sido transmitido
correctamente desde los monasterios de Shorin-ji y del Monte Sokei: aquel que generación
tras generación de sucesores fue recibido del propio Tathāgata, sin saltarse ni
una generación. Los que entran en el Camino lo aceptan y lo transmiten inequívocamente,
y confiando en el kesa del Buda se ponen en sus manos.
La Vía del Buda
se transmite directamente por la Vía del Buda: no se deja latente para que la
gente la adquiera en sus ratos libres. Hay un dicho popular que dice: "Escuchar una cosa mil veces no es comparable
con una simple mirada, y mirar algo mil veces no es comparable con un único encuentro
directo". Cuando reflexionamos sobre esto, aunque hubiera habido un
millar de miradas y diez mil escuchas, no se podrían comparar con la adquisición
real de un kesa: de hecho, no se podrían comparar ni con una transmisión
directa del manto del Buda. Los que dudan de que exista una transmisión auténtica
deben dudar todavía más de aquellas personas que no se han cruzado con la
auténtica transmisión ni en sueños. La persona a la que se le transmite la
autenticidad del manto Buda estará más directamente comprometida que la que
acaba de oír proclamar la doctrina budista a otra persona. Mil encuentros
directos con un manto o diez mil adquisiciones de un kesa nunca se pueden
comparar con una realización única de la Verdad. Esto es lo que los budas y patriarcas
han realizado y aportado como la Verdad. Por tanto, no imitéis a los ordinarios
y vulgares seguidores de doctrinas y reglas monásticas.
❀
Hablando en
términos generales de los méritos espirituales del kesa de nuestra ancestral
línea: la auténtica transmisión ha sido debidamente recibida, su forma original
ha sido transmitida de una persona a otra, y su aceptación y la necesidad de su
conservación junto con el Dharma heredado se ha ido sucediendo, incesantemente,
hasta el momento presente. Los que genuinamente lo han aceptado son todos los antiguos
maestros cuya realización de la Verdad ha sido atestiguada y que han transmitido
el Dharma, y que superan incluso a los Tres Veces Sabios y Diez Veces Santos
(20). Debemos venerarlos y respetarlos, inclinarnos y humildemente colocarlos sobre
nuestras cabezas (21).
Confiando y
aceptando el principio de que la auténtica transmisión del manto de un buda ni
que sea hecha siquiera una sola vez dentro de este cuerpo y mente sería en sí
mismo signo de vuestro encuentro con el Buda, también sería la manera de
aprender lo que es un buda. ¡Qué lamentable será vuestra vida si no sois
capaces de aceptar este Dharma! Debéis comprobar profundamente por vosotros
mismos que cubrir tan sólo una vez vuestro cuerpo con un kesa, es un talismán que
os protege, y que así es posible resolver la Gran Cuestión Esencial (22) y realizar
plenamente la Gran Sabiduría (9). Se dice que si una única frase o un solo
verso del Sutra impregna nuestro corazón confiado, su luz brillará
continuamente a lo largo de millones de años. Si dejamos que una pizca de
Dharma impregne nuestro cuerpo y mente, el efecto será el mismo.
Los
pensamientos que impregnan la mente no encuentran lugar dónde permanecer
permanente y no son parte de nosotros, sin embargo, sus méritos espirituales son
completamente tal como se acaban de describir. Y lo mismo pasa con el cuerpo,
que tampoco encuentra una existencia permanente. El kesa no ha llegado desde
ningún lugar, ni hay un lugar a dónde se dirija. No es algo que unos u otros poseamos
y, sin embargo, se manifiesta y mora allí donde alguien lo posee, engrandeciendo
a los que lo aceptan y lo cuidan. Sean cuales sean los méritos espirituales que
uno pueda realizar, se manifestarán las mismas cualidades.
❀
El “hacer” en
“hacer un kesa" no es la manera de “hacer” de la gente común ni, incluso, de
los virtuosos. La importancia y significación de este "hacer" no es
algo que el Diez Veces Santo y Tres Veces Sabio comprenda en toda su extensión.
Los que carezcan de semillas del Camino de vidas anteriores, aunque pasen por uno
o dos cursos de vida, o incluso por innumerables vidas, no verán un kesa, ni oirán
de un kesa, ni sabrán lo qué es un kesa. Entonces, ¿cómo podrían dichas
personas aceptar y cuidar uno? Hay quien recibe méritos espirituales por haber
tocado una vez el kesa con su cuerpo, aunque también hay quien no lo hace. Los
que han recibido tales méritos deben regocijarse, y los que todavía no deben
esperar poder hacerlo. Ciertamente, ¡no recibirlos es una gran pena!
Ya sea dentro
o fuera del Mil Veces Gran Mundo, sólo el linaje de los budas y de los
patriarcas tiene el manto transmitido por el Buda. Tanto los plebeyos como los
de más alto rango, todos por igual y de manera generalizada lo han llegado a
conocer según lo que han visto y lo que han escuchado decir.
La explicación
de cómo es el manto de Buda sólo se encuentra en nuestra antigua tradición. Se
desconoce en otras tradiciones. Los que son ignorantes de ello y no sienten pena
por sí mismos son personas totalmente necias. A pesar de que se conozcan los
ochenta y cuatro mil mantras de meditación, sin la verdadera transmisión del
kesa se carece, no obstante, del Dharma de los budas y de los patriarcas, y quien
todavía no haya explicado cuál es la auténtica transmisión del kesa no puede
ser un verdadero heredero de los budas. ¡Cuánta gente de otros países debe
desear que el manto del Buda les hubiera sido transmitido verdaderamente a ellos,
y no a China! Que la transmisión genuina no se haya producido en sus países
debe ser fuente de un sentimiento de vergüenza y de profundo abatimiento.
En verdad, encontrarse
con la Enseñanza tanto del manto y como del Dharma del Tathāgata Honrado por el
Mundo verdaderamente transmitidos es debido a semillas de gran mérito de
sabiduría espiritual acumuladas en vidas pasadas. En el mundo actual, en que el
Dharma se encuentra en su última etapa y los tiempos son malos, hay endiabladas
bandas de gentes sin rumbo que no han tenido una transmisión genuina, pero
también hay quienes han sido celosos de la verdadera transmisión. Todo lo que
puedan poseer, dondequiera que puedan tener su morada, no es su verdadero Yo. Solamente
lo auténticamente transmitido por la Verdadera Transmisión es sin dudar el
camino recto en el aprendizaje de lo que es el Buda.
❀
En conjunto es
necesario comprender que el kesa es el cuerpo de Buda y la mente de Buda. También
se llama “la prenda de la liberación", "el manto campo fértil de
bendiciones", "el manto de la paciencia”, “la túnica sin forma",
"el manto de la compasión misericordiosa", "el manto del Tathāgata”,
o “el manto de la suprema iluminación, plenamente perfeccionada”. Siempre deber
ser aceptado y conservado de esta manera.
Actualmente, en
el país de la gran dinastía Song, a causa de una banda que se llaman a sí
mismos los estudiosos de las reglas y normas monásticas, intoxicados por vino
servido por shravakas, no sienten ninguna vergüenza en transmitir un linaje
desconocido en su propia tradición, ni se arrepienten ni son conscientes de lo
que hacen. Han alterado el kesa pasado desde la India, aprobado durante las
dinastías Han y Tang, optando por uno de menor tamaño que cumple con sus estrechos
puntos de mira, y de los que deberían avergonzarse. Si hoy fuerais a utilizar
un manto de tan pequeño tamaño como el suyo, ¿cómo podría continuar por mucho
tiempo el proceder habitual de un Buda? Argumentan que lo hacen así debido a que
en su estudio y transmisión sobre la conducta de un Buda ésta no ha sido
extensa. Está bastante claro que el cuerpo y la mente del Tathāgata solamente
han sido transmitidos correctamente a través de las puertas de nuestros patriarcas,
y que no se ha difundido mediante las actividades del linaje de esa banda. Si,
por casualidad, ellos reconocieran actualmente lo que es el proceder de un
Buda, no violarían el manto del Buda. Pero puesto que no tienen claro los
textos de los sutras, no pueden apreciar su contenido.
❀
Además,
estipular que un paño de algodón crudo es el único material posible para un manto
es ir profundamente en contra de la enseñanza del Buda. Puesto que ese tejido
no es la única cosa que un discípulo del Buda puede usar, esta condición, en
particular, viola la túnica del Buda. ¿Por qué? Anteponer un paño de algodón comporta
un prejuicio, y así se viola el kesa. ¡Qué lástima que las opiniones de los
shravakas del Hinayana sean falseadas! ¡Triste es reconocerlo! Cuando repudiéis
vuestras opiniones sobre la tela de algodón, la túnica de Buda se os
manifestará plenamente ante vuestros ojos. Lo que estoy diciendo sobre el uso
de la seda o de la tela de algodón no es lo que han dicho únicamente uno o dos
budas: es una enseñanza importante de todos los budas considerar una tela de
desecho como el elemento más elevado para un manto inmaculado. Cuando, más adelante,
enumero los diez tipos de tela de desecho, se incluyen los de seda y de algodón
y también otros tipos de tela. ¿No hay que recoger retales de seda desechados?
Si así se actuara iríamos en contra de la manera de los budas. Si se tiene
prejuicios contra la seda, en lo que respecta al algodón también será objeto de
discriminación. ¿Qué razón podría haber para desestimar una tela de seda o una
de algodón? Desdeñar el hilo de seda porqué fabricarlo ha causado la muerte de
un ser vivo es sumamente ridículo, ¿o es que un paño de algodón no es el
producto de un ser vivo? Si vuestra percepción sobre lo que pueda ser o no un
ser sensible no está libre de tópicos o sentimentalismos, ¿cómo podréis entender
lo que es el kesa de un buda?
Hay quienes también
hablan de manera turbia y confusa abusando de la denominada “teoría del hilo transformado”,
cosa que también da risa (23). Decidme, ¿qué cosa no es una transformación de
algo? Vosotros, que seguís esta teoría podéis confiar en vuestros oídos cuando
escucháis la palabra "transformación", pero dudáis de vuestros ojos
cuando ven una transformación. Es como si vuestros ojos no tuvieran oídos, ni
vuestros oídos ojos. ¿Dónde están vuestros oídos y ojos en ese mismo instante?
Tened en
cuenta, así mismo, que cuando vayáis a recoger ese material andrajoso puede que
en ocasiones se asemeje a la seda o que se vea igual que el algodón. Al
utilizarlo, no lo llamáis seda ni algodón sino que lo designáis como material
de desecho, puesto que son harapos que están más allá de lo que es “seda”, y más
allá de lo que es “algodón”. A pesar de que haya un tiempo tras la muerte en el
que tanto la gente común como los nobles puedan “seguir existiendo "como despojos,
no podemos decir que “tengan capacidad de sentir”, ya que son "material de
desecho". A pesar de que en un momento dado un pino muerto o un crisantemo
se conviertan en restos, no podemos hablar de ellos como “seres no-sensibles”
ya que serán ante todo "materia de desecho". Cuando entendemos el
principio de que un paño hecho de restos no es ni seda ni algodón, y que está
lejos de ser de perlas o de jade, el manto de tela desechada se manifiesta
plenamente ante nosotros y, por su procedencia, conocemos y experimentamos el
manto de harapos. Mientras vuestras opiniones sobre la seda y el algodón no
caduquen y caigan, no veréis un “material de desecho” ni siquiera en sueños. A
pesar de que por toda vuestra vida podáis aceptar y cuidar un kesa hecho de
tela de grueso algodón, no mantengáis en vuestra mente la idea de que es
algodón, si no lo aceptáis así no será una transmisión verdadera del manto de
Buda.
❀
Además de los diversos
tipos de kesas de algodón y de seda también los hay de piel. Los budas han
hecho uso de todos ellos en algún momento, ya que tienen todos los méritos de
un manto de Buda. Poseen el principio fundamental de que han sido transmitidos verdaderamente,
sin interrupciones. Sin embargo, aquellos que todavía no han acabado con sus
prejuicios y afecciones tratan el Dharma del Buda a la ligera y no confían en
las propias palabras del Buda. Ante su insistencia por seguir los tópicos en
los que se basan otros y sus afecciones, en realidad deberíamos hablar de todos
ellos como no budistas ya que violentan al Dharma del Buda. Son una banda
dispuesta a demoler la Enseñanza verdadera.
Algunos han
afirmado incluso que han alterado la túnica de Buda siguiendo instrucciones recibidas
por un ser celestial. Si esto es así, ¡entonces es que deben ser aspirantes a una
budeidad celeste! ¿O acaso quieren formar parte de algún linaje de seres
celestes? Los discípulos del Buda exponen la enseñanza del Buda a los seres
celestes; no preguntan a los seres celestes qué es la Vía del Buda. ¡Qué triste
que sean así los que carecen de la verdadera transmisión del Dharma del Buda!
La perspectiva
de la hueste de seres celestiales y la perspectiva de un discípulo de Buda son
muy distintas tanto para los asuntos mayores como los menores y, además, son los
seres celestiales son los que solicitan la Enseñanza a los discípulos del Buda.
Esto se debe a que las perspectivas budista y celeste son muy diferentes. Siguen
la limitada mente de los escolásticos y de los shravakas, y no los estudian:
reconocen que dichas personas son el Vehículo Pequeño. El Buda dijo: "Pueden sentir remordimientos por haber
matado al padre o a la madre, pero no sienten remordimiento alguno por haber calumniado
al Dharma".
El camino de
la estrechez de miras y de la desconfianza taimada no es lo que el Buda quiso
que nosotros siguiéramos. El Gran Camino del Dharma del Buda está más allá de
lo que los Dos Vehículos puedan alcanzar. Nadie que se halle fuera del
Ancestral Camino unido a la Casa del Tesoro del Dharma puede saber la forma por
la que todos los budas han transmitido correctamente los Grandes Preceptos.
❀
Hace mucho
tiempo en el monte Obai, a la medianoche, el manto y el Dharma de los Budas fueron
verdaderamente transmitidos sobre la cabeza del Daikan Enō, nuestro sexto patriarca. Fue realmente un acto de auténtica transmisión
del Dharma y del manto, y fue así por qué el quinto patriarca “reconoció al hombre”.
Los novicios que han realizado alguno de los Cuatro Estadios del Estado de Arhat
(24), los que son Tres Veces Sabios y Diez Veces Santos, o los maestros
académicos en teorías filosóficas o doctrinas de los sutras quizá le habrían conferido
el manto a Jinshū y no se lo habrían otorgado al sexto patriarca (25). Pero debido a que un patriarca
del Buda, a diferencia de un simple patriarca budista, va más allá del trillado
camino de un pensamiento limitado, el sexto patriarca ya se había convertido en
el sexto patriarca. Tened en cuenta que el principio de sucesión tras sucesión de
un patriarca budista es “reconociendo a la persona”, es decir reconociendo al Verdadero
Yo. Y eso no es algo que se pueda dejar en manos de los que calculan y miden las
cosas.
Un monje
preguntó una vez al sexto patriarca, "¿El
manto que te fue entregado a la medianoche en el monte Obai estaba hecho de
algodón, seda, o era de tafetán? Te lo ruego, dímelo, ¿de qué material terreno
estaba hecho?". El sexto patriarca respondió: "No es algodón, ni seda, ni tafetán".
Esta fue la contestación que dio el patriarca más sublime del monte Sokei. Tened
en cuenta que el manto de Buda no es de seda ni de algodón, ni de ningún fino
paño de calidad. Los que en vano aseveran que debe de ser de seda, algodón o de
algún fino paño de calidad son gente que difama el Dharma del Buda. ¿Cómo es
posible reconocer el kesa de un Buda? Entre otros, cuando se toman de buena fe
los Preceptos. El kesa nuevo que se obtiene entonces está fuera de toda
discusión sobre si es de seda o algodón: es la enseñanza del Buda en el Camino
del Buda.
El manto de
Shōnawashu era una prenda cotidiana cuando su vida era de un laico (26). Pero cuando
dejó su casa para ser monje, aquello se convirtió en un kesa. Este principio
debe ser considerado con calma y atención. No es algo de lo que se deba hacer
caso omiso, actuando como si no se hubiera visto ni se hubiera oído hablar de ello,
y más cuando es algo importante ya que procede de una verdadera transmisión de
buda a buda y de patriarca a patriarca. Esa banda que acumula palabras no puede
percibirlo, ni lo puede cuantificar ni medir. En verdad, ¿creéis que podrían estar
en el reino del pensamiento común los millares de mutaciones e innumerables
variaciones sobre las cosas que dice un buda? Sí, hay estados de meditación y rezos
de mantras, pero esos tipos que acumulan granos de arena no pueden ver la perla
preciosa que se encuentra debajo del manto.
❀
Ahora, veamos los
materiales, colores y dimensiones del kesa que los budas y patriarcas han
transmitido genuinamente como el verdadero modelo de kesa de todos los budas.
Desde la India hasta las tierras de oriente ha habido ejemplos de ello por
mucho tiempo. Aquellos que distinguen lo verdadero de lo falso ya habían ido
más allá de la experiencia de la realización de la Verdad. Aunque hubo quienes
estuvieron fuera del viejo Camino que empleaba la palabra "kesa”, ninguno
de los ancestros originales afirmó nunca que fuera algo derivado de él, por
tanto ¿cómo podrían germinar las semillas de las raíces de la virtud y aún mucho
menos sus frutos? Ahora, no sólo estáis viendo y escuchando el Dharma de Buda
que aquellos otros no encontraron por vastos kalpas, sino que también sois
capaces de ver y escuchar todo sobre el manto del Buda, aprender sobre el manto
del Buda y, por tanto, para aceptar y cuidar el manto del Buda. Este es
precisamente nuestro respetuoso encuentro con el Buda. Escuchamos la voz del
Buda, extendemos el resplandor del Buda, y aceptamos y hacemos uso de lo que un
buda acepta y usa. Transmitiendo cara a cara la Mente del Buda, obtenemos la
médula del Buda.
❀
La transmisión del Manto
Mientras yo me
hallaba en la China Song llevando a cabo mi formación en el largo banco de la
sala de meditación, me di cuenta que, todos los días, al amanecer, después de
los golpes del despertar en la madera, los monjes que estaban sentados a mi
lado elevaban su kesa doblado con gesto de presentación, se lo colocaban en lo
alto de la cabeza, hacían respetuosamente gasshó, y recitaban para sí unos versos.
En una ocasión tuve una sensación que no había experimentado antes. Una alegría
llenó mi cuerpo a rebosar. Lágrimas de gratitud surgían del rabillo de mis ojos
y, rodando por mis mejillas, empapaban mi cuello. Yo había leído en los Āgama,
y si no hubiera visto ese gesto de humildad de ofrecer el kesa encima de la
cabeza, su relevancia no se habría hecho totalmente evidente para mí. Ahora lo estaba
presenciando en persona. Cabe decir al respecto, y es triste reconocerlo, que cuando
yo me encontraba en mi tierra natal, no hubo ningún maestro ni ningún buen
compañero espiritual que me instruyera sobre ello. ¿Cómo no me iba a lamentar
de los días y años que había desperdiciado y de haberlos pasado así? Pero entonces
lo estaba viendo y oyendo, y era capaz de regocijarme de ello gracias a algún mérito
en alguna vida anterior. Si hubiera pasado en vano mi tiempo codeándome con
cualquiera de los que corren por los templos de mi tierra natal, posiblemente
no podría haberme sentado hombro con hombro con estos tesoros de la Sangha que
se ponían el manto de Buda. Mi alegría y la tristeza iban a la par, como las innumerables
lágrimas que de mi brotaban.
Luego, en
silencio, hice un voto: "Sea como
sea, aun siendo un incompetente, transmitiré correctamente la verdadera
herencia del Dharma del Buda y, por compasión hacia los seres conscientes de mi
tierra, les ayudaré a ver el manto y a escuchar el Dharma que buda tras buda ha
sido transmitido con autenticidad. Y si mi fe inquebrantable llega en mi ayuda
de manera imperceptible, entonces seguramente mi voto sincero no habrá sido en
vano".
Los discípulos
del Buda que aceptan el kesa y lo cuidan deben elevarlo humildemente sobre su
cabeza, y esforzarse indefectiblemente día y noche a fin de acumular los
efectos de una práctica que producirá méritos espirituales reales. Leer o escuchar
unas frases o unos versos de los sutras pueden llegar a ser tan comunes como
los árboles y las piedras, pero los méritos espirituales de la verdadera
transmisión del kesa son, sin duda, difíciles de encontrar en cualquier lugar y
en cualquiera de las diez direcciones.
❀
En la Gran China
Song, durante el décimo mes lunar del invierno del año decimoséptimo de la era
Chia-ting (27), hubo dos monjes coreanos que llegaron a la prefectura de Ch’ing-yüen. Uno se llamaba, en chino, Chi-hüen, y el otro Ching-yün. Los dos, que eran hombres de letras, hablaron incesantemente sobre la significación
de la doctrina budista. No obstante, no tenían ni kesa ni cuenco limosnero, por
lo que eran como la gente común. Triste es decirlo, pero a pesar de que aparentaban
ser monjes, carecían del Dharma de los monjes, quizá debido a que el suyo era un
pequeño y remoto país. Los colegas de nuestra propia tierra que poseen la apariencia
de los monjes y van a otros países son, probablemente, idénticos a esos dos
monjes.
El Buda Shakyamuni,
previamente a su iluminación, ya levantó humildemente el kesa sobre su cabeza
doce años antes, sin descuidarlo nunca. Como sus descendientes lejanos, debéis
examinar esto. En vez de doblegaros ante los seres celestes, los espíritus, o
ante los reyes y sus ministros, ya que toda inclinación por ellos es por una
búsqueda vana de la fama y de un beneficio, si decidís colocar humildemente el
manto del Buda sobre vuestra cabeza será la gran alegría de la os podréis regocijar.
Recogido en el
primer día de invierno del primer año de la era Ninji (28) en Kannondōri, en el
Templo de Kōshōhōrin-ji.
El monje
mendicante Dōgen, que viajó a la China Song con el fin de recibir y transmitir
el Dharma.
❀ ❀ ❀
Como material para
confeccionar un kesa, se utiliza lo que es inmaculado. “Inmaculado” se refiere
a una tela donada y venerada como una ofrenda en la fe pura, a una que haya
sido comprada en el mercado por seglares, a una hecha llegar por un noble, a
una que sea una limosna pura ofrecida por un dragón espiritualmente poderoso, o
a una que sea un donativo puro donado por algún feroz guardián protector. Todos
estos son los materiales textiles que utilizamos, que van desde limosnas puras
ofrecidas por reyes y sus ministros principales hasta, incluso, pieles puras,
que también se puedan utilizar (29).
Para que sea intachable
consideraremos, sobre todo, diez tipos de tela de desecho:
Primero, paños masticados por bueyes.
Segundo, telas roídas por ratas.
Tercero, ropas chamuscadas por el fuego.
Cuarto, paños menstruales.
Quinto, telas desechadas de un alumbramiento.
Sexto, telas abandonadas en un santuario para ser pasto
de las aves.
Séptimo, ropas de un difunto echado a una fosa
común.
Octavo, telas de banderas de oración abandonadas.
Noveno, ropas de vestidos desechados por
funcionarios a raíz de su ascenso.
Décimo, mortajas desechadas por los asistentes de un
funeral.
Se considera
que estos diez tipos de materiales textiles son especialmente inmaculados. Los
que son descartados por el mundo de las costumbres comunes, los del Camino de
Buda hacemos uso de ellos. Es a partir de esta manera de tratar las cosas que
podemos apreciar la diferencia que hay entre el camino mundano y el
Camino del Buda. Por consiguiente, cuando buscamos lo inmaculado, hay que
buscar alguno de estos diez tipos de tela. Cuando lo obtenemos, debemos
reconocer lo que es limpio y distinguirlo de lo que es impuro, al igual que
reconocemos la mente y la distinguimos del cuerpo. Cuando obtengamos cualquiera
de estos diez tipos de tela, ya sean de seda o de algodón, es su limpieza o la ausencia de ella lo que hay que tener en cuenta.
Sería el colmo
de la estupidez sostener la idea de que esa tela que se desecha se utiliza
simplemente para crear una "pésima representación” de “un manto variopinto”.
El kesa tejido de retales es algo que en el Camino de Buda hemos llegado a
utilizar como nuestra propia ropa en razón a su majestuosidad y belleza
singular. Desde la perspectiva del Camino de Buda, un manto “variopinto” sería
el aspecto impuro de una prenda confeccionada a partir de un brocado o de una
tela bordada, de un lujoso tejido de gasa de seda, o de hilo de oro o plata
tachonado de perlas y jade (30).
Comúnmente, en
el budismo tanto de este país o como en otro cualquiera, cuando usamos lo que es
impecable y maravillosamente sugestivo debería ser uno de esos diez tipos, no
sólo para trascender los límites de lo que es puro y de lo que es impuro, sino también
para ir más allá del ámbito de lo que se corrompe con la ilusión y de lo que no
está contaminado por la ilusión. No es refiráis a ellos en términos de mente y
materia; son cosas ajenas a obtener o perder. Simplemente, los que
aceptan y cuidan lo que ha sido realmente transmitido son antepasados del Buda.
Cuando alguien es un antepasado del Buda, aceptamos y conservamos dicha persona
como un antepasado del Buda, porque ha aceptado y ha pasado la genuina Transmisión.
Y la transmisión no depende de lo que es o no es la mente.
Es de lamentar
que en nuestro país, Japón, desde antiguamente hasta el presente, monjes y monjas
no hayan vestido el kesa, por lo que debemos alegrarnos de que ahora puedan
aceptar y cuidar uno. Cualquier padre de familia, hombre o mujer, que pueda
aceptar los Preceptos budistas debería ponerse un kesa de cinco, siete o nueve bandas.
¡Y cómo no habrían de hacerlo los que han dejado el hogar para ser monjes! ¿Por
qué no usan uno? Si se dice que todo el mundo, desde el Señor Brahma y los
seres de los seis mundos inferiores, hasta las prostitutas y los esclavos pueden
recibir los Preceptos budistas y vestir el kesa, ¿cómo puede ser que haya monjes
y monjas que no lo lleven? Se dice que incluso los animales pueden tomar los Preceptos
del Buda y ponerse un kesa, así que ¿cómo puede ser que un discípulo del Buda
no quiera ponerse el manto del Buda?
Por tanto, los
que se conviertan en discípulos del Buda, ya sean moradores de un reino
celestial, gente común, gobernantes de naciones o funcionarios públicos, o ya
sean laicos, monjes, siervos o animales, todos deben aceptar los Preceptos de
Buda y el kesa transmitido correctamente. Este es, de hecho, el camino más recto
para incorporarse a las filas del Buda.
❀
Al lavar y
enjuagar un kesa, mezclar diferentes tipos de polvos de incienso en el agua. Una
vez que la ropa se haya secado, se dobla hacia arriba, se coloca en un lugar
elevado, se le hace una ofrenda de incienso y flores, y os inclináis ante él tres
veces. Después de eso, os arrodilláis ante él y, con las manos en gasshó,
humildemente lo colocáis sobre vuestra cabeza y luego, haciendo emerger vuestra
fe, entonáis los siguientes versos:
¡Cuán grande es el
manto de la liberación!
Es como un ilimitado
campo de mérito.
Ceñirlo es la
Enseñanza del Buda,
y con él liberamos a
todos los seres vivientes.
Después de
recitar esto tres veces, hay que levantarse, desplegar el manto reverentemente,
y ponérselo.
___________________________________
NOTAS
1. Bodhidharma
(ch. Da Mo, jp. Daruma), vigésimo octavo patriarca indio, sucesor directo del
Buda Shakyamuni y primer patriarca chino. Llegó a China hacia el año 480 dC, y
está vinculado al Monasterio de Shàolín sì (jp. Shorin-ji) en el Monte Song
(provincia de Henan), fundado hacia el 464 por el maestro de dhyana (Zen) Buddhabhadra (ch. Batuo).
2. Huineng (638–713,
jp. Daikan Eno, nombre póstumo en ch. Dajian), sexto y último patriarca del
budismo Chan. De sus discípulos surgirían las denominadas Cinco Casas del Chan:
Caodong -jp. Sōtō-, Yunmen -jp. Unmon-, Fayan -jp- Hōgen, Guiyang, y Linji -jp.
Rinzai, que acabaría absorbiendo a las tres anteriores. Recibió la transmisión
del maestro Daman Hongren (jp. Konin), abad del Templo de la Montaña del Este
(ch. Dōngshān) de los Picos Gemelos (ch. Shuāng fēng, provincia de Henan) tras
una controversia con Yuquan Shenxiu (jp. Jinshū), el monje mejor dotado
intelectualmente y respetado de la sangha del quinto patriarca, y a quien todos
creían que sería nombrado su sucesor en el Dharma.
3. Templo de Baolín
sì (jp. Hōrin-ji), en el monte Caoxí (jp. Sokei), en Foshan (provincia de
Guangdong/Cantón).
4. Se refiere
a los emperadores de la dinastía Tang: Xuanzong (712–756), Suzong (756–762), y Daizong
(762–779).
5. Pien-ho fue
un personaje de la antigua China que se ofreció a tres gobernantes una gran
joya sin pulir que había encontrado, pero ninguno de ellos fue capaz de
percibir su verdadero valor, rechazando tal ofrecimiento.
6. Estupa:
construcción búdica que alberga alguna reliquia de Buda, de alguno de sus
discípulos o de algún personaje santo. Su tipología varía según el país. La
tradicional india es semiesférica, mientras que las del sudeste asiático son
más apuntadas, y las chinas o japonesas tienen forma de torre de diversos
pisos. Es sinónimo de pagoda.
7.
Pratyekabuda (jp. Byakushi Butsu, Engaku o Dokkaku): literalmente, “ser
iluminado por sí mismo” a partir de una práctica solitaria, mediante su propio
esfuerzo y escuchando las enseñanzas de Buda. Es uno de los Tres Vehículos
juntamente con los shravakas y los bodhisattvas.
8. Es el término
immo, que en chino significa la condición
de las personas o de las cosas que son justo lo que realmente son, sin ninguna
otra existencia independiente en el tiempo y sin ningún sentido de un falso yo.
Ser lo que realmente es aquí y ahora.
9. El manto samghati
es el mayor de los tres tipos básicos de kesa. Dōgen da una explicación
detallada de los tres en el Discurso del Kesa Kudoku (“Los méritos espirituales
del kesa”). Según el Vinaya, hay tres tipos de kesa (sc. Kāsāya): el Antarvāsa,
que es la túnica interior (por debajo de las demás) que cubre la parte inferior
del cuerpo; Uttarāsaṅga, el manto que cubre la parte superior del cuerpo; y el Saṃghāti,
la túnica exterior por encima de las otras dos, siendo la prenda más visible junto
con el uttarāsaṅga que sobresale por la parte inferior.
10. Shakrendra,
el señor que gobierna los Cielos Trayastrimsha. El mítico lago Anavatapta (jp.
Anabadatta) se encuentra en el centro del mundo, y de él nacen cuatro grandes
ríos. Significa "sin calor" y se dice que sus aguas son capaces de aplacar
el fuego que atormenta a los seres. Anavatapta es también el nombre del dragón
que vive en el lago, convertido en bodhisattva, libre de las aflicciones que
afectan a otros dragones, atormentados por el calor del fuego y del desierto y
por el acecho del ave Garuda. A menudo se quiere identificar este lugar mítico
con el lago Manasarovar, al pie del monte Kailash (Himalaya), y los cuatro ríos
míticos se identifican con el Ganges (Este), el Indo (sur), el Oxus (oeste), y
el Tarim o el Huang He (Río Amarillo, norte). También se ha querido identificar
este lago con la mítica Fuente de la Vida que intentó buscar infructuosamente
Alejandro Magno en su conquista de la India occidental.
11. Sufrir las
llamas de un fuego, los sofocantes vientos del desierto y ser devorados por un
Garuda.
12. Hacia el
año 67 EA. Ming Di también es conocido por Hsiao-ming.
13. Tripitaka,
lit. sc. “Los Tres Cestos”, colección de las escrituras primigenias del budismo
que comprende el Sutrapitaka, el cesto de los sutras que contienen las palabras
del Buda, el Vinayapitaka, el cesto de las normas relativas a los monjes, y el
Abidharma o comentarios filosóficos. La versión más antigua, que sigue el
budismo Theravada, se le denomina también Canon Pali o Tipitaka. También existe
el Canon Chino y el Tibetano (Kangyur) que, además de estar ordenados de forma
distinta, incorporan otros textos de maestros posteriores.
14. Baizhang
Huaihai (jp. Hyakujo Ekai, 720-814): maestro durante la dinastía Tang, heredero
en el Dharma de Mazu Daoyi. Estableció un conjunto de reglas monásticas para el
Chan, que se siguen utilizando hoy en día en muchos monasterios Zen. De estos
textos procede la conocida frase de "un día sin trabajar es un día sin
comer", referente a los deberes cotidianos que cada uno tiene
encomendados.
15. Tres
Vehículos / Dos Vehículos: Los Tres Vehículos conforman el Gran Vehículo o
Mahayana, del que forman parte el Shravaka (lit. del sc. “el que escucha”, jp.
shômon): el que escucha la enseñanza del Buda y alcanza la iluminación
contemplando el Dharma; el Pratyekabuda (jp. engaku), literalmente "un buda
solitario", "un Buda por su cuenta": alcanza la iluminación por
su esfuerzo personal, sin maestros ni guías, y se dice que sólo se dan en
edades donde no hay Buda y el Dharma se pierde, pudiendo enseñar enseñanzas
morales pero no el Dharma ni llevar a otros hasta la Iluminación; y el
Bodhisattva (jp. bosatsu), el buda que renuncia al Nirvana para continuar en
este mundo impartiendo el Dharma y ayudando a los demás seres a alcanzar la
Iluminación, por lo que está considerado un nivel superior a los dos anteriores.
Los dos primeros conforman los Dos Vehículos, el Pequeño Vehículo o Hinayana.
16. Los Preta.
17. Āgama (jp.
Agongyô): cuatro colecciones de discursos atribuidos al Buda histórico,
originalmente compuestos en sánscrito. Su conjunto integra el Sutrapitaka. En la
tradición mahayana, el término Āgama se utiliza para distinguir los antiguos
sutras del Theravada de los sutras Mahayana tardíos, de manera que en el Canon
Chino forman el primer segmento del Sutrapitaka.
18. La descripción
de Dōgen se ajusta a la manera que se emplea en la tradición Theravada. Actualmente,
en el Zen Soto, se emplea una hebilla o un lazo para el kesa se sostenga sobre acepel
hombro izquierdo, lo que implica un procedimiento ligeramente diferente.
19. Ching-te
Ch’üan-teng Lu (jp. Keitoku Dentôroku), Anales de Transmisión de la Lámpara de
la Era Ching-te, una colección de biografías de maestros Zen (patriarcas,
monjes, monjas y laicos) indios y chinos compilada por Tao-yuan y editada por
Yang I en 1004 durante la era Ching-te de la dinastía Song.
T’ien-sheng
Kuang-teng Lu (jp. Tenshô Kôtôroku), Anales de la Era de la Lámpara que Ilumina
Extensamente, crónica de la edad temprana del Zen con biografías, sermones y
anécdotas de prominentes maestros Zen desde el buda Shakyamuni hasta el siglo
XI. Escrito en 1036 por Li Tsun-hsu (d. 1038), un aristócrata practicante del
Rinzai Zen.
Chia- t'ai
p'u-teng Lu (jp. Katai Futôroku), Anales de la Era de la Lámpara cuya Luz lo
Alcanza Todo, historias tempranas de la escuela Zen compiladas en 1204 por
Lei-an Cheng-shou.
20. "Tres
veces sabios y diez veces santos”: se dice de aquellos seres que han alcanzado
la etapa final del estado de bodhisattva antes de despertar y de convertirse plenamente
en un Buda.
21. Colocarlo
encima de nuestra cabeza significa que es lo más importante y lo que estimamos
más.
22. Gran
Cuestión Esencial: el objetivo de la formación espiritual, la realización de la
más alta Verdad.
23. Un antiguo
punto de vista de la India según el cual la seda es un hilo que creado por un
ser vivo y que, por tanto, no es de origen natural en sí mismo.
24. Los Cuatro
Estadios del Estado de Arhat: 1) entrar en la corriente: cuando uno entra en la
corriente de la práctica budista abandona las falsa interpretaciones; 2) regresar
de nuevo: los que tienen que renacer de nuevo antes de realizar la plena
iluminación; 3) no regresar: los que ya no regresan nunca al reino de los
deseos sensuales; y 4) Arhat: los que han alcanzado un estado de iluminación y
se hallan libres de las pasiones.
25. Jinshū era el monje mejor dotado intelectualmente y
respetado de la sangha del quinto patriarca, y el que todos sus compañeros
monjes creían que sería nombrado su sucesor en el Dharma.
26. Su nombre
significa “el del vestido de cáñamo'.
27. Noviembre
de 1223
28. 17 de
octubre 1240
29. “Pieles
puras" se refiere posiblemente a pieles curtidas procedentes de animales
que murieron de forma natural o por accidente, o que se han obtenido como un
subproducto, a diferencia de los animales cazados únicamente por sus pieles.
30. Lo que
hace este tipo de prendas “impuras” es la actitud discriminatoria en relación a
lo que se ensalza porqué se considera rico o caro, en este caso a una actitud
discriminatoria de la mente sobre la tela empleada.
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EL PRESENTE TEXTO SE HA BASADO EN LA TRADUCCIÓN INGLESA DE SHASTA ABBEY
http://shastaabbey.org/pdf/shoboAll.pdfhttp://shastaabbey.org/pdf/shoboAll.pdf
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